En todas las culturas, el ciclo de la naturaleza ha tenido tanta importancia que, en los diversos calendarios, el inicio de cada ciclo estaba marcado por una fiesta importante.
La muerte se ha considerado en todas las religiones como el paso a una nueva vida. Para los cristianos, además, aunque la muerte de un creyente es motivo de tristeza por la separación de los seres amados, se trata de un momento muy importante ya que celebran unidos el reencuentro definitivo con Dios.
Conmemoración de los Fieles Difuntos
ORIGEN CELTA DE HALLOWEEN
Halloween tiene un origen pagano. Es una fiesta atribuida a los celtas, llamada originariamente
samhain que, desde el siglo IV a.C.se celebraba a mitad del equinocio de verano y el solsticio de invierno con una serie de festividades que duraban una semana y terminaba con la fiesta
de los muertos. Tenía como objetivo dar culto a los muertos y marcaba el fin del verano y de las cosechas cuando el colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegad de los días de frío y oscuridad.
Los celtas creían que, aquella noche, el dios de la muerte, permitía a los muertos volver a la tierra y que los espíritus malignos, fantasmas y otros mostruos, salían libremente para aterrorizar a los hombres fomentando un ambiente de muerte y terror. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciendo a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Para aplacar a los muertos y protegerse de ellos, se hacían grandes hogueras (cuyo origen estaba en rituales sagrados de la fiesta del Sol), les preparaban alimentos (se dejaba dulces o comida a la puerta de las casas) y se disfrazaban para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos a sus miradas amenazantes.
En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de
Samaín el
31 de octubre (final del verano) y último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones (con
sacrificios en honor del Señor del Cielo y la Tierra, Samán). En esas ocasiones se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y espíritus. Con la llegada del cristianismo, se estableció el
1 de noviembre como Día de Todos los Santos y el
31 de octubre pasó a llamarse en inglés
All Saints eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también
all Hallows eve, y, más recientemente,
Hallows eve, de donde derivó
halloween.
Hallow es palabra del inglés antiguo que significa
santo o sagrado y que, como el moderno vocablo hoy, proviene del germánico
kailag.
Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos y, desde allí, se han extendido en las últimas décadas por el mundo hispánico.
LA FESTIVIDAD CRISTIANA
Desde el siglo IV la iglesia de Siria consagraba un día a festejar a
Todos los mártires. Tres siglos más tarde, el papa Bonifacio IV (+615) transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (Pantheon) en un templo cristiano dedicándolo a
Todos los Santos. Gregorio III (+741) señaló el
1 de noviembre para celebrar su fiesta. Y Gregorio IV, en el año 840, ordenó que la fiesta se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, tuvo su celebración vespertina en la vigilia para preparar la fiesta (31 de octubre), vigilia o tarde del día anterior a la fiesta de todos los Santos que, dentro de la cultura inglesa se llamó
All Hallow's Even(Vigilia de Todos los Santos). Con el tiempo su pronunciación fue cambiando para terminar en
halloween.
Por otra parte, ya desde el año 998, san Odiló, abad del monasterio de Cluny (en el sur de Francia) había añadido la celebración del
2 de noviembre, como una fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada
Fiesta de los Fieles Difuntos. Y así se ha celebrado durante siglos de diversas formas y maneras (incorporación de disfraces, danza de la muerte, ocultación bajo máscaras para pedir comida (los protestantes a los católicos). Los irlandeses lo llevaron a Estados Unidos y, desde allí, ha regresado banalizado y arrasador.
FIESTA DE TODOS LOS SANTOS: ¿Quiénes son los santos?Sentido de la celebración...
FIESTA DE TODOS LOS SANTOS 1 de noviembre
DIA DE TODOS LOS SANTOS
LA FIESTA EN ESPAÑA
Guillermo Fésser recuerda en El Mundo (01-11-08)que en la Edad del Hierro, con la excepción de los tartesos del sur y los íberos del litoral mediterráneo, los habitantes de la Península creían que la noche de transición del invierno al verano, bajaban del cielo las almas, unidas enSanta Compaña y vagaban por los caminos cubiertas por sudarios de color blanco. El pobre infeliz que se topara con tan macabra procesión estaba condenado a sumarse a ella y, para evitar el encuentro, la gente colocaba lámparas de aceite en los cruces de caminos facilitando el paso a la Suma de las Ánimas y asegurándose así de que no se entretendrían buscando el sendero y se alejarían de allí cuanto antes.
Todo eso no ocurría solamente en Galicia o en Asturias. También era celta la comarca extremeña de las Hurdes, donde se aparecian los jinetes fantasmagóricos del Corteju de Genti de Muerti; Zamora, por donde vagaba la Estadea, mujer sin rostro que desprendía el desagradable olor a humedad de los sepulcros; o León, por donde peregrinaba sin rumbo la espantosa Jueste de ánimas. En estos territorios, una vez producido el desafortunado encuentro, al vivo se le seguían apareciendo los muertos cada noche hasta minarle la salud de un modo irreversible. Contra el maleficio no existía otra cura que el viejo remedio de ganarse al enemigo por el estómago.Con tal motivo se organizaban fiestas en los cementerios para ofrecerles a los difuntos, dulces y castañas asadas sobre sus tumbas. Al final de aquellas celebraciones, en las que solía abundar el vino, los asistentes se tiznaban la cara con los carbones de la hoguera y se dedicaban a asustarse unos a otros.
También en otros sitios de España, por ejemplo, en la Rioja, se ponían en las ventanas y puertas para asustar a los vecinos, calabazas o remolachas, que simbolizan la calavera. Se hacía la noche de Todos los Santos, en la que solía haber muchos disfrazados de fantasmas que por la noche recorrían las calles: las ánimas andaban libres y bajaban a asustar a chicos y grandes.
En la comarca del Alhama (La Rioja) la noche del 31 de octubre se vaciaban calabazas, se les ponían ojos, nariz y boca y dentro una velita que, una vez encendida, provocaba un efecto aterrador.
En Cervera, la noche anterior al día de los difuntos, los niños salían en procesión por las calles, acompañados de sus padres, portando calaveras realizadas con calabazas y en cuyo interior se colocaban velas o linternas. Todos iban en procesión (no faltaban gritos y carreras de un lado a otro) hasta el cementerio. Allí, otros niños disfrazados intentaban asustar a los que portaban las calaveras. Estos últimos recitaban la frase:
calavera era era, al que me la rompa le tiro con ella.
En Cornago tocaban las campanas toda la noche y se hacían hogueras.
En Aldeanuela se ponía plato de membrillo en la ventana y lo cogían con una caña
En Enciso se ponían calabazas en las gateras y las puertas para asustar.
La tradición ya estaba en nuestro país y no se ha impuesto desde fuera, pero ahora se ha trufado con poderosa máquina cinematográfica norteamericana.
Nuestra memoria cultural se ha de alimentar con otras tradiciones como, además de llevar flores al cementerio, las culinarias: se comen buñuelos (la tradición cuenta que, cuando se come uno, sale un alma del purgatorio) o huesos de santo (en una esepcie de canibalismo sacro: se come a los muertos simbólicamente porque se les quiere y no dan miedo); en Galicia se hacen empanadas y, en Cataluña, los panellets.
En Galicia se está redescubriendo también la tradición de
Samaín, que existía hasta hace poco menos de medio siglo. Se trata de la vieja tradición celta -calabazas incluidas- en la que se despedía el verano y se daba la bienvenida al otoño. Era una fiesta en la que, además, se abría la puerta entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En la noche del 31 de octubre, fecha en que comenzaba su
Año Nuevo, las almas de los muertos, regresaban a sus hogares para visitar a sus familias y tomar algo de alimento.
En Cedeira (Lugo) se organiza cada año una exposición y un premio a la calabaza mejor esculpida y se celebra una procesión de ánimas, en la que los jóvenes de la villa desfilan por las calles disfrazados y portando luces como si fuesen la
Santa Campaña. Hay una merienda y actúan grupos de animación.
DE HALLOWEEN A HOLYWEEN
A raíz de la proliferación de celebraciones al estilo norteamericano y como reacción a ellas, desde hace unos años los periódicos van dando noticia de diversas iniciativas católicas para explicar y recuperar el significado religioso de la festividad de los difuntos.
En Italia : Una iniciativa que nace en Italia para conocer e imitar a los santos en su día
(RELIGIÓN Y ESCUELA, Recursos. nº 263, Octubre, 2012)