1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas y al alumno como a tí mismo.
2.- Sabrás de lo que estás enseñando. (Conocimiento de los contenidos del curriculum)
3.- Buscarás la mejor forma de enseñarlo. (Conocimiento pedagógico, didáctico, psicológico...)
4.- Darás testimonio de Jesucristo y proclamarás su evangelio.
5.- Dialogarás con la cultura de tu entorno.
6.- No te harás falsos ídolos pedagógicos y los adorarás.
7.- No le pondrás límite a la Gracia de Dios. No le impondrás a tus alumnos límites previos a su formación ni dirás "no dan para más".
8.- No rebajarás tu asignatura ni la de otros.
9.- Conocerás a tus alumnos individualmente. Dios los ha creado como personas únicas.
10.- Serás un Misionero de la Iglesia. Educas desde la Iglesia, en la Iglesia y para la Iglesia.
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