Los primeros minutos: El arte de empezar
la clase
La escena se repite cada mañana: suena el timbre, entramos al aula, los alumnos y alumnas se sientan, los murmullos se van apagando, y aquel pelotón de jóvenes adolescentes le mira a usted, que permanece de pie, detrás de la pizarra, o sentado en el escritorio,...
- Señoras y señores, shhhhh, hagan silencio, ¡comienza la clase!
Con los años me he dado cuenta de la importancia que tienen los primeros
diez minutos de clase, cuando la atención de nuestro auditorio está aún
despierta, a la espera de los compases que va marcando ese pequeño director de
orquesta que es el profesor o la profesora.
Con frecuencia un buen comienzo de clase, puede marcar la diferencia,
disparando la motivación al aprendizaje, y favoreciendo una buena actitud.
Hay algunos profesores que de golpe y porrazo entran de lleno en materia,
preguntan simplemente dónde habían quedado en la sesión anterior, y ¡cataplún!,
retoman su discurso explicativo, casi siempre agobiados por el tiempo y la
programación. Quizás funcione con los alumnos y alumnas más aplicados,
pero la mayoría de los chicos y chicas requieren un clima emocional y
cognitivo, que les ayude a pasar de la asignatura de Lengua o de Sociales, por
ejemplo, al estudio de la Religión.
¿Cuál es la forma ideal para empezar una clase? Realmente no existe una
norma única a seguir, cada profesor va desarrollando sus propios recursos y
estrategias según su formación y estilo pedagógico. Y aunque cada quien debe
adaptarse a su propio contexto de aula, quiero compartir con ustedes algunos
pasos que considero necesarios y que forman parte, entre otros muchos, de lo
que podemos denominar el arte de empezar.
1. Saludar: Es el primer abrepuertas de
la vida social, y a veces, sencillamente, se nos olvida. No es necesario, ni
conveniente, extenderse mucho en este paso, basta con"Buenos días,
chicos, ¿cómo han estado?", dicho con efusividad y mirando a los
rostros del alumnado. He descubierto que saludar es una forma de reconocimiento
del otro como interlocutor, lo que predispone a la comunicación mutua.
En este momento, si sabemos que se ha incorporado un nuevo alumno o alumna
al grupo, podemos añadir algunas palabras de bienvenida.
2. Revisar que cada quien esté sentado en su sitio, un
consejo válido sobre todo para los primeros cursos de la ESO. Añado una manía
personal: verificar que las mesas estén ordenadas, y el aula en condiciones
para dar la clase. Siempre recuerdo aquel principio de la filosofía medieval: el
orden externo ayuda al orden interno.
3. Presentar el plan del día, los puntos a tratar en la clase, la distribución del tiempo, los recursos que se van a utilizar. En este momento, es conveniente, si procede, recordar la importancia de las normas de convivencia, por ejemplo el respeto al turno de palabra, y los criterios de evaluación de la clase.
3. Presentar el plan del día, los puntos a tratar en la clase, la distribución del tiempo, los recursos que se van a utilizar. En este momento, es conveniente, si procede, recordar la importancia de las normas de convivencia, por ejemplo el respeto al turno de palabra, y los criterios de evaluación de la clase.
4. Escriba en la pizarra el título de la unidad, con letras llamativas y utilizando una frase sugerente, tal y como señalábamos en la entrada: El Pizarrón: 10 tips para su uso motivacional en el aula
5. Entrar en materia: De las muchas formas como podemos iniciar el tema de la clase, sugiero estas tres que pueden resultar interesantes.
Cuente una buena historia: Empiece contando una pequeña historia
relacionada con el tema, mejor si está basada en la vida real. Añádale cierto
suspenso, y apele a las emociones.
Lance una pregunta: Prepare una buena pregunta, mejor en forma
de desafío, que sirva para despertar la mente de los estudiantes, y que pueda
conducirlos por la senda del tema a tratar.
Diga una frase inesperada: Sorprenda a los alumnos con una frase
inesperada, y según sean sus reacciones, vaya aclarando los conceptos hasta ir
entrando de lleno en el tema.
Recuerde que estos son sólo recursos para encender la motivación al inicio
de la clase, lo importante a continuación es indagar los
conocimientos previos que tienen los alumnos sobre los contenidos
a tratar, y, en base a esto, desarrollar la unidad con los recursos y las
actividades que hayamos planificado.
6. En la variedad está el gusto: ¡No hagamos siempre lo mismo!, un día en vez de contar una historia, podemos ver un vídeo o escuchar una canción que haga referencia al tema, otro día se puede leer una noticia y comentarla, o proponer una tarea por pequeños grupos, y luego debatir los resultados. Sencillamente, las posibilidades son infinitas.
Un último consejo: ¡Seamos pacientes! No siempre la estrategia del inicio de clase logra despertar el clima motivacional del curso. Sigamos adelante, navegando en medio de la dinámica del grupo, con humildad, y, sobre todo, con buen humor. Para ello puede servirnos de ayuda el conocer algunos trucos para la gestión del aula.
6. En la variedad está el gusto: ¡No hagamos siempre lo mismo!, un día en vez de contar una historia, podemos ver un vídeo o escuchar una canción que haga referencia al tema, otro día se puede leer una noticia y comentarla, o proponer una tarea por pequeños grupos, y luego debatir los resultados. Sencillamente, las posibilidades son infinitas.
Un último consejo: ¡Seamos pacientes! No siempre la estrategia del inicio de clase logra despertar el clima motivacional del curso. Sigamos adelante, navegando en medio de la dinámica del grupo, con humildad, y, sobre todo, con buen humor. Para ello puede servirnos de ayuda el conocer algunos trucos para la gestión del aula.
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